lunes, 12 de diciembre de 2011

5 días en Pekín

Aterrizaje
Cuando se llega a un sitio nuevo, es seguramente cuando más receptivo se está y más despierto. Y por tanto cuando las percepciones suelen ser más intensas o al menos se recuerdan mejor. En este caso el recuerdo es el de niebla (más tarde descubriría que era polución) luces vagas, oscuridad y frío. De repente era como haber volado al pasado, quizás a los 80, a la URSS. Ropas y rostros distintos, afortunadamente los carteles también están en dos idiomas (por supuesto es un aeropuerto internacional). Sin embargo la cola para coger el taxi es inmensa y los anuncios de una empleada del aeropuerto con pinganillo a lo Britney Spears, sólo son en chino, pero bueno, me tiro a la piscina y los sigo, aunque sólo sea para evitar la gran cola. Esto me lleva a un shuttle gratuito que un chino atento y solidario me recomienda coger cuando le enseño el plano y la calle en letras chinas del lugar al que voy. De momento la hostilidad de la que me habían hablado brilla por su ausencia. El bus nos deja, para mi, en el medio de la nada, y este chino se apiada de mi una vez más y me ofrece llevarme a casa, gracias a su mujer que le viene a recoger. Mi compañero de curro, en cuya casa me alojaré me espera con los brazos abiertos. Pekín, de momento me ha acogido mejor imposible.

Actividades
Qué mejor que contar con la ayuda y guía de un chino español para conocer un lugar. Primera noche un caraoque, sí, salón privado, gran televisor y bebida. Como somos dos y las canciones son en chino, con una cerveza nos vale, pero vamos por 50 € todo un grupo puede hartarse a beber y cantar durante una fría noche pekinesa. Muy gracioso y lleno de jovenes locales.
Por la mañana, me hago una idea de la casa de la clase media de aquí, vieja pero amplia, mi compi busca piso, a las 12:00 a comer, aquí todo se hace un par o 3 horas antes que en España. Luego una vuelta por Tiananmen (Puerta del Cielo), totalmente vallada y con control de seguridad para darse un paseo antes de entrar a la Ciudad Prohibida, pasando por debajo del retrato de Mao, cruzando la calle de la Paz Eterna (todo muy trascendental verdad?). Un par de apuntes sobre parte del pensar local. "tuvieron que disparar con balas porque no tenían de goma, no estaban tan adelantados" "el hijo de Mao la palmó en la guerra por ponerse a cocinar a tiro del fuego enemigo y no reconocer el sonido de las bombas incendiarias", "lo que ocurrió aquel fatídico 4 de junio del 89 se denomina accidente 6 4".
La ciudad prohibida es una fila de templos y escalinatas, con patios intermedios, todo muy amplio. Los templos sólo se pueden ver desde fuera y es difícil imaginarse la vida de Emperador sin miles de sirvientes y concubinas, pues las distancias son muy grandes y el frío que debía de hacer en esos templos altos seguramente fuera considerable. Tras casi dos horas sales por la puerta norte, donde los rickshaws te asaltan. A estos los sorteamos, pero no podemos evitar comprar un gorro estilo ruso, son sus orejeras sintéticas, nada de piel. Seguramente la mejor compra del viaje, 15 yuanes, unos 2 € que harán que los -5º C a los que se llegan, sean más llevaderos. Para relajar el duro caminar, que mejor que un masaje de pies. Sofás, tele, fruta y bebida y masaje durante 80 minutos por unos 30 €/barba creo recordar, lujo asiático, aunque la cualificación de las masajistas deja que desear, de hecho a veces tienes que decir que se relajen, pues parece que te están dando la del pulpo. Tras ello una cena en el típico Koreano con carne a la parrilla antes de salir a descubrir la noche Pekinesa. De nuevo lujo asiático, el hecho de que el sueldo medio sea de 400 €, hace que tengas servicio para todo. Debido a este triste fenómeno, en el hotel descubrimos a los especialistas en abrir y cerrar puertas, no es broma...no no eran conserjes, este estaba sentado junto con el experto en el ordenador...
Para empezar el sábado noche, que mejor que ir al SOHO, buen ambiente, pero demasiado internacional, no, queremos algo más CHINO. Como el banana no sabemos donde queda, vamos al MIX. Esto ya es más chino, de hecho, somos (soy) el único europeo. Aquí los grupos se sientan o bailan al rededor de mesas con botellones de chivas (garrafón) de unos 10 litros y bandejas de fruta. El resto es parecido al ambiente de una discoteca europea. Para volver un taxi, aquí el precio medio del taxi es 1 €, pero hay que saber decirle a donde vas.
Para el domingo que mejor que un paseo por el Templo del Cielo, a parte de los templos, lo más interesante es la vida del jardín que los rodea. Auténticas orquestas de instrumentos chinos, coros de hombres y mujeres perfectamente sincronizados que cantan una especie de himnos, bastante emocionantes por cierto, juegos de cartas, ajedrez chino, pluma, una especie de badmintong con una especie de palas de pingpong, gimnastas heptuagenarios, vendedores de todo, da dos pasos sin decirles nada y habrán bajado el precio a la mitad, pero ojo, son más listos que el hambre, te la cuelan a la mínima. Por cierto, no tires el ticket hasta que no salgas del todo del parque, cada zona tiene un guardia que te rompe un trocito. El día ha sido duro y frío, toca spa caliente con buffé inluido, pero antes servimos un poco de cena con nuestro cuerpo a esos pececillos comepiel, sensación un tanto desagradable para mi, 5 minutos, no más. Vamos a cenar que el buffé está incluido, pero anda rápido, aquí no se cortan. El qué dirán, o la cortesía europea, aquí no existen, si se pueden llevar todo el marisco que acaban de reponer en la bandeja y dejarte sin nada, lo harán, aunque luego les sobre la mitad en la mesa, la cuestión es que las mesas rebosen de lo más preciado, así que afila los codos sin complejos o te quedarás con las sobras...
Para cenar al día siguiente, después de un día de reuniones de trabajo, no puede faltar el pato pequines, o como yo lo llamo la versión china del burrito o la fajita. Muy bueno. La lengua de pato, bueno se deja comer, pero ojo, las lenguas de pato tienen hueso!
Para terminar el martes y tras pasar todo el día de reuniones de trabajo con nuestros primos chinos, nos invitan a comer, de nuevo debe sobrar en las mesas redondas, si no te traerán comida hasta que revientes. Lo que más me ha gustado, el gran pescado de río y la pizza china, así la hemos bautizado, una especia de tortita rellema de carne picada y una salsa no picante.
Salimos pronto al aeropuerto, el tráfico de Pekín, al contrario que su metro, bastante moderno y limpio, es infernal, así que hay que salir con tiempo. Aunque luego pasemos 18 horas esperando por la niebla/polución en aeropuerto y alrededores. Moraleja, no vayas a Pekín entre el 15 de nov y el 15 de enero, el frío y la niebla te impedirán ver el palacion de invierno y la gran muralla y además tu vuelo será incierto.
Por cierto, si te gustan las compras, el mercado de la perla es el lugar adecuado para la compra de falsificaciones, relojes, bolsos... no te quedes en las primeras puertas, entra hasta al final. En mi próxima visita llevaré algún reloj a mi tío.
Desgraciadamente, los enchufes de HK son distintos a los de China, así que mi recién estrenada cámara sólo capta algunas fotos, espero a las de mi compañero. Bendita estandarización.

1 comentario:

  1. Lengua de pato con hueso? Se me han revuelto las tripas...

    Enganchaste del cuello a algún chino?

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